martes, 23 de noviembre de 2010

INTITULADO

(Fragmentos de la obra de teatro “IMAGEN DE DIOS”)

Bajé del olimpo para llegar al averno, fui un ángel, mis alas de plata se desplegaban reluciendo con el sol como la luna que sale a su encuentro, pero la belleza es difícil de mantener así que mis alas cayeron cansadas arrancándose de mi ser para convertirme en hombre; bueno o malo, no lo sé.


Ésta noche soñé que me moría, mientras recibía tu visita, como lilith con sus cabellos envolviéndose entre mis mortajas, escondida en mis sábanas blancas, elevándome en sus alas de bronce como lo hacías tú aquellos días de baños en tus ojos.

Embriagado estuve en la visita tuya, figura hecha súcubo, seductora mujer que envenenó mis miedos haciéndome caer a la puerta del averno; compartiendo lunas oscuras y sintiendo el olor de fuego fatuos perpetuos.

Ésta noche soñé que me moría, luego de recibir en mi inconciencia el perfume de tus manos frías, Lilith encarnada en mis desesperaciones que huyeron a tu presencia, dejándome en el silencio cantando al destino que desquebraja mis pesadillas.

Viendo el rostro de tu indiferencia cerré los ojos a la vida, pues soñé que me moría mientras despreciaba el rostro de la imagen cautivadora de una figura de mujer.

Ésta noche callé mi desesperación, pues al caer en las manos de plata vieron que la obra de Dios sea uno mismo; derritiéndose mis desesperaciones en tus dedos y los labios que ofrecieron manzanas prohibidas.

Ésta noche soñé que me moría, y en mis lamentos encontré tu nombre, hija de lunas perdidas: Abrael, Lilim, diosa caída a la penumbra, diosa que sangra en mi ser, diosa que ésta noche me deja caer a los brazos de la muerte.

Adrián Domínguez Chávez "SOTTOOMBRA"

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