domingo, 3 de noviembre de 2013

EL VALS DEL MAR

Las aguas del mar danzan en el azul de la noche,

se encuentran con la arena

y juntos elevan a la ausente esfera, una canción;

la brisa, lleva consigo el suspiro

de un cielo infinito, donde se esconden

el anhelo de las estrellas,

aquellas, que tímidamente

me observan tras las nubes.

Ya es de madrugada, el bramido del mar

es mi única compañía;

en un lento andar, 
empujado por la melodía de los grillos

tiento en febriles pasos

lanzarme a su bravura .

La marea se alza, me ve como intruso

en su reino de sueños

donde no hay mas reina

que la inmensidad.

Dicen que el mar es el cúmulo

de lágrimas derramadas

por una luna enamorada, aquella

que en noches intensas, me llamaba

y me invitaba a elevar mis alas

de ángel, porque ángeles

somos todos y estamos perdidos,

aprisionados en el barro

que no nos deja escapar

a la libertad del mar.

Las aguas, ahora están tranquilas,

soy el extraño aceptado, recibido

en ése baile lento:

un dos tres

un dos tres;

vals del mar;

y de la luna,

los grillos, las palmeras,
las alas de los ángeles

que quedaron en las orillas

buscando su libertad;

mientras que yo, he dejado atrás

mi arena mojada, barro cocido

para atreverme a entrar

a la inmensidad del mar.


Adrián Domínguez Chávez "SOTTOOMBRA"

lunes, 22 de julio de 2013

AYER FUI DONDE RICARDO


                                               “Es myrra lo que detentan mis manos 
                                                  hoy que el viento 
                                                  es tan fuerte en este .mi hoy.”
                                                 Ricardo Quesada

Ayer fui donde Ricardo
para brindar con el trago
de su ausencia;
lo encontré cansado,
envuelto en el humo que envejece
a esos bigotes despeinados.

No dijimos palabra alguna
sólo un poema era
quien nos acompañaba;
un poema de aquellos versos
que no son versos
y se perdieron
entre sus propias palabras.

Entonces, en silencio,
esperamos a David;
él llegó con la timidez de la noche
para hacer de la muerte
una nueva sinfonía.

El humo de un cigarro
alentó a la tristeza
para recitar
un último y doloroso
po-e-ma
entre las enmarañadas figuras
de ésos cabellos enredados.

Pero las horas avanzan
y la niña llora;
“Quiero ir a casa papá”
dice sin hablar;
ella no sabe, no entiende
de reuniones y poetas.

Levantamos las copas
llenas de nostalgias,
Ricardo, David y yo
nos dimos un hasta luego.

//Hoy, 4 de un mes morado,
estoy una vez más
entre las paredes vacías
de aquella habitación:
baúl de mis más profundos pensamientos
y mis más ocultos miedos.

El dolor crece,
no deja dormir,
el campamento minero
dibuja sus sonrisas en mi mente
como fantasmas perdidos;

Mientras yo, escribo por ti,
para ti,
vida, que caes a una espiral.

El dolor crece,
no me deja dormir
y la soledad viene,
viene a verme,
a ver en qué nos hemos convertido.//

¿Acaso recuerdas, Ricardo,
la sombra de tu ser
vagando por las oscuras calles
de un Huancayo silencioso?

¿Acaso recuerdas, David,
las largas y oscuras horas
caminando en avenidas distorsionadas
y manchadas por nuestros pasos...?

¿y aquellos dibujos
de atormentados trazos
que rompían las hojas
de papel oxidado?

//Tengo hambre de ti poesía,
tengo sed de ti,
pero estoy cansado y tengo sueño,
dolor y miedo,
tengo vergüenza de no ser poeta
y de serlo a la vez,
o al menos…
de vivir en ella//

La noche está muy avanzada;
lejos quedó Ricardo
acompañado de David;
reposando entre el olor
de unas rosas marchitas
y la humedad; y el frío;
Un cementerio vacío.

Lejos quedaron mi niña
y su madre
esperando un nuevo día
de sonrisas y abrazos.

Se viene la aurora;
la verdadera noche
queda más cercana;
y la luna invita
a dar un paseo
por el último vértice
del universo.

Pero aún es primavera
y ayer fui donde Ricardo
quien con temblorosa voz me dijo:
“está prohibido
suicidarse en primavera…”

Adrián Domínguez Chávez "SOTTOOMBRA"

lunes, 18 de febrero de 2013

COMO UN FENIX


Mis manos han dejado de sangrar
sobre la pluma que manchaba viejos papeles;
aquellos, que antaño volaban sobre las golondrinas
en un cielo pintado de múltiples colores.

Mis palabras cayeron a un oscuro abismo,
donde los sueños mueren recostados en un rincón;
oscuro, oscuro, oscuro;
más oscuro que aquellos momentos
de soledades en noches como éstas.

La pluma que tejía como araña
instante tras instante, telas de versos
atrapando historias en momentos fugaces
de ilusiones, deseos y esperanzas;
cayó marchitada en un cajón cerrado bajo siete llaves.

Mi vida; la intención de llegar a la locura
de pensar en cambiar al mundo
en un verso, en un trazo o en clave de sol;
si, mi vida encontró el fin,
quemándose como un fénix
para renacer entre sus cenizas.




Adrián Domínguez Chávez "SOTTOOMBRA"